miércoles, 30 de diciembre de 2009

De policias y ladrones... con chirigotas

A una amiga nuestra, Beatriz, le robaron en su casa y cuando llamó a la Policía le dijeron que el portero del edificio sabía quién había sido, pero que si lo declaraba y no encontraban nada en casa del presunto culpable, al que metían en la cárcel era a él, al portero (1ª)

Al día siguiente fué un policía a casa de Beatriz a buscar huellas. Le preguntó a si tenía polvos de talco y fixo. Cuando ella dijo que no, preguntó el policía:  "Entonces ¿cómo quiere que busque las huellas? (2ª)

"Si quiere que las busquemos en los cristales tiene que traer usted la ventana a la Comisaría", le dijeron (sic, 3ª)

Beatriz dice que le daba no sé qué ir por la calle con una ventana debajo del brazo, así que optó por ir sin ella. Cuando llegó, la sentaron en un banco a esperar y al cabo de un buen rato le echó una bronca el poli de la entrada por haber pasado sin decir buenas tardes (4ª)

Luego le dijeron que al día siguiente irían a su oficina (Beatriz era gerente de un gran supermercado) a preguntarle unas cosas. Fueron y no resolvieron nada pero uno de los policías le dijo que su cuñado vendía jamones y lomos, que si quería hacerle un pedido (5ª).

Al final, Beatriz vendió el piso (como alma que lleva el diablo) y no recuerda si terminó comprando o no los jamones del cuñado del policía, jajaja.

Creo que te lo he contado con las mismas palabras con las que nos lo ha contado ella.

De policias y tribunales están llenos los anales
(propongo su incorporación al refranero español) 

martes, 29 de diciembre de 2009

Vivís de mi dinero, por Óscar Molina

Por su interés y por decir valientemente las verdades del barquero, traigo al blog este escrito de Óscar Molina que me ha llegado hoy por el correo e.
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"PASO fuera de mi casa y lejos de mi familia una media mensual de 360 horas (15 días completos), contribuyo al fisco con un 40% de mi salario; entre impuestos directos, indirectos, tasas obligatorias y demás gravámenes, trabajo más de la mitad del año para el Estado. Pago un colegio a mis hijos, mientras financio un sistema de educación pública; me dejo un turrón en una póliza de sanidad privada, pero abono religiosamente mi correspondiente diezmo para que muchos puedan tener cuidados médicos. De lo segundo no me quejo (a pesar de que nadie me lo reconozca) y de lo primero no me quejaría si no fuese porque la educación pública consiste en meter a los niños en fábricas de ignorantes donde sólo se hace hincapié en su adoctrinamiento en un conjunto de paridas sin sentido.
Muchos están peor que yo. Se levantan a las 6 de la mañana, vuelven a casa cuando sus hijos se van a la cama, conviven con la cotidiana amenaza de perder su trabajo y hacen encaje de bolillos para que el fruto de su sacrificio vital les permita llegar a fin de mes.


Y otros, de número creciente, están aún peor. Han perdido su trabajo y conservan escasas esperanzas de conseguir otro. Todos, de alguna manera, ponemos un montón de dinero para que vosotros, que sois muchos, os alimentéis de nuestra pasta. Porque vosotros, incompetentes ejecutivos de la nada, mediocres gobernantes de nuestro Estado central, vivís de nuestro dinero. Sois parte de un elefantiásico entramado de Ministros, Secretarios de Estado, Directores Generales, y parásitos varios que contáis con un ejército de asesores, viajáis en coche oficial y reserváis Clase Preferente en vuestros viajes privados, con mi dinero. A cambio, resultáis totalmente incapaces de resolver nuestros problemas, no garantizáis nuestra seguridad ni dentro ni fuera de España, no nos protegéis del desempleo, ni prestáis servicio alguno. Sólo se os ocurren normas para coartar nuestra libertad, para vigilarnos, atemorizarnos y decidir qué es bueno para nosotros. Tomáis posesión de nuestra vida pública, privada y de nuestro dinero para complicarnos la vida, y parís normativas orientadas a seguir siendo necesarios, a no permitirnos deshacernos de vosotros.
Por si fuese poco, inventáis problemas inexistentes, enfrentáis a la sociedad reabriendo debates cerrados, legisláis para cuatro, y tenéis la jeta de pagar un sueldo a majaderas de manual sin el menor sentido del ridículo que nos hablan de “acontecimientos planetarios”. Todo con mi dinero.


Vosotros, prebostes de alguno de los diecisiete gloriosos mini-estados autonómicos, también vivís de mi pasta. Unos subidos a cuentos imposibles como la fábula de Aitor, otros mitificando a unos segadores de hace cuatrocientos años. Los demás, a rueda de éstos, os habéis montado un chiringuito de consejerías, direcciones, subdirecciones, patronatos, embajadas y demás máquinas de gastar. Con mi dinero, claro está. Usáis la pasta que yo gano trabajando para fomentar la insolidaridad y sembrar el odio a España; reclamáis la parte que vuestros inverosímiles derechos históricos os adjudican para poder aumentar la pléyade de vuestros deudos, para comprar votos con empleos a dedo. Vivís en la reivindicación permanente que haga andar a una bicicleta que se caería si parara. Vosotros, garrapatas, no resistiríais el mínimo ejercicio de competencia para la obtención de un puesto de trabajo en el ámbito privado, vuestro único mérito es haber medrado en la estructura de un partido político. Y ahora, vivís de mi dinero. ¿Y qué decir de vosotros? Sabandijas de los sindicatos de clase. Liberados del trabajo, la responsabilidad y el cumplimiento del deber. ¿Cuántos sois? Sólo en Madrid, 3200; sólo en Madrid vuestro chollo nos sale a los contribuyentes por 77 millones de euros. ¿Para qué? Para que tengáis el uniforme, el mono o la bata sin estrenar. Para que viváis de una novela en la que sois los únicos personajes, porque no representáis a nadie, sin acudir a vuestro puesto de trabajo. No tenéis afiliados, no defendéis nada, firmáis condiciones laborales de miedo para vuestros presuntos representa-dos, cobráis un canon por los ERE’s, o lo que es lo mismo, sangráis al currito en concepto de “asesoramiento” cuando le ponen en la calle; os dedicáis a hacer política, calláis cuando miles de currantes pierden su empleo por no molestar a otros chupones de vuestra cuerda, y ejercéis la protesta asimétrica según quien gobierne. No valéis para nada, no arregláis nada, no solucionáis nada, no defendéis a nadie, algunos habéis conseguido llevar tan lejos vuestros tejemanejes que acabáis de directivos en vuestras empresas… y vivís de mi pasta.


Y no me olvido de vosotros. Engreídos “creadores”, apoteósicos mediocres del arte presunto, vividores del mérito subvencionado y subvencionable. Vosotros también vivís de mi pasta. Os señaláis la ceja para apoyar sin disimulo a quien os ha puesto en casa, alimentáis vuestra vida regalada de mis impuestos, y además me insultáis. Si no voto al partido que os gusta, podéis llamarme “hijo de puta”; si no comulgo con el Gobierno que os pone el pesebre pedís que se me encierre en un cinturón sanitario; si voto a quien no os mola, me llamáis asesino… todo eso después de que este hijo de puta, asesino y carne de sanidad progre os haya dado de comer con su dinero, a cambio de que produzcáis bodrios infumables que tratan de ganar una guerra 70 años después o que sólo sirven para que alguno pueda liberarse de sus complejos, algunos sexuales.


Habéis conseguido que todo hijo de vecino sea considerado delincuente preventivo y tenga que pagaros cada vez que se compra un teléfono móvil, una impresora, un ordenador… Habéis forzado la máquina de quien tanto os debe como para permitiros reclamar el tributo a quien se bautiza, hace la comunión, se casa o baila en la plaza del pueblo; cualquier día nos sangraréis en nuestro entierro. Vosotros, bucaneros de la creación de medio pelo, no venderíais ni uno sólo de vuestros estofados en el mercado privado, no conseguiríais financiación ni para la décima parte de vuestras piltrafas. La inmensa mayoría de los que vivís de mi contribución y de sirlarme, no seríais capaces de engañar a un inversor para que sufragase las medianías que nos colocáis. Vivís del cuento, y encima os ponéis chulos mientras me metéis la mano en la cartera. Firmáis manifiestos para los que no tenéis la menor legitimidad ni altura moral y os auto designáis como el “mundo de la cultura”; entregáis rosas por la Paz a los asesinos, os vestís de palestinos entre playa y casino, y no tenéis una puñetera palabra para los que cayeron muertos de un tiro en la nuca, sin poder oler esas rosas que entregabais, mientras pagaban vuestros saraos y se retrataban cada vez que compraban un CD.
Todos vivís de mi pasta y sois muchos, cada vez más. Y nosotros cada vez menos"
Óscar Molina.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Tormenta de arena pasar, estrellas permanecer (dicho etíope, etnia dorze)

Por intermediación de mi amigo Paco fuimos hace unos días a una "cena africana" en casa de su amigo Javier.  En la mesa, 12 servicios (yo solo conocía a dos de ellos), cada uno tenía una tarjeta con su nombre y una máxima o refrán africano. Una sencilla pero sabrosa cena solidaria, con el objetivo de construir un pozo en Togo, donde cada plato tenía un origen africano, elaborado con el cariño de Miriam, cocinera en funciones. Hasta el vino era sudafricano.

Javier, el anfitrión, nos pidió en la sobremesa que cada uno hiciera una reflexión sobre su refrán, relacionándolo con su propia vida. El mío, que procedía de la etnia dorze, etíope: "Tormenta de arena pasar, estrellas permanecer", no podía venir más a cuento, asi que me lo puso fácil y procedí a relatar brevemente mi gozosa experiencia del cáncer de páncreas, el reencuentro conyugal, la fortaleza de mi mujer y de mis hijos, el apoyo y cariño de tantos amigos... Solo que olvidé comentar lo más importante: el sustento de mi alegría, mi confianza en Dios.

En todo caso, la reacción fue emocionante para ellos y para mi. Ellos se asombraban del relato, asombro que a mi me asombra, porque  nada veo de especial en ello, si no es lo notable de la propia curación en si misma. Pero la ciencia avanza a pasos agigantados y esto explica, creo yo, que hoy día sea muy normal detectar un cáncer a tiempo y acertar con el tratamiento adecuado. Y a mi me emocionó el cariño y la capacidad de comunicación que me dieron aquellos nuevos amigos, desconocidos para mi hasta un rato antes.

Apenas unos días después me han efectuado la prueba del pet-tac (un tac o escáner muy sofisticado, ¡con isótopo radiactivo y todo!) y el diagnóstico es: Sin evidencia de enfermedad macroscópica en el momento actual. Una estupenda noticia que no quiero dejar de compartir, aunque también es cierto que el hecho de estar realizado bajo los efectos de la propia quimioterapia puede encubrir algo el resultado de la prueba. En todo caso ha sido un estupendo regalo, se han adelantado los Reyes. Y aunque la guerra siga, con las espadas en alto, el enemigo está missing. La semana pasada este Capitán ascendió al monte Abantos (500 m. de desnivel) y esta semana ha dado la mejor analítica de la temporada.

En definitiva, vamos por muy buen camino, sigo con la quimio por un tiempo, ¡gracias por vuestras oraciones y Gloria al Señor!


Tormentas de arena pasad, 
¡ESTRELLAS (con mayúsculas) permaneced
(ahora, en imperativo, convertida en una bella oración)

martes, 1 de diciembre de 2009

Un profundo amante de España: interesante y emocionante

J.H.H.Weiler, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York y catedrático honorario de la de Londres, escribía el pasado miércoles en ABC  (“El George W.Bush español”) un impresionante artículo donde dice, entre otras cosas,  al final del mismo que

 “… la complicidad (de Zapatero) en el desmembramiento constitucional de la nación española es el acto de un político de tres al cuarto, no el de un hombre de Estado, algo que el Tribunal Constitucional  debería tener en mente. La historia será implacable si no lo hace. Muchos de ustedes rezongarán que quién soy yo, un judío estadounidense, para darles a los españoles un sermón sobre sus asuntos internos. Y yo les puedo responder en un tono desafiante que quiénes son ustedes para poner objeciones. España es uno de los pocos países cuya profunda influencia a la hora de dar forma al mundo en el que vivimos y en el que seguiremos viviendo durante siglos lo convierte –metafóricamente hablando, por supuesto- en patrimonio de todos los ciudadanos del mundo.
En cierto sentido, todos somos españoles; y ustedes, los ciudadanos de España, en cierto sentido, no son más que los guardianes, los fiduciarios de ese gran patrimonio mundial llamado España y la nación española. Tengan cuidado de que su George W. Bush no consiga traicionar su confianza, la confianza de todos nosotros.” 
 (el subrayado es mío).

Un artículo para leer despacio que me ha emocionado y te lo paso para que disfrutes de uno de esos hispanistas que nos dan sopas con onda amando a España y  que conocen nuestra auténtica historia (y no las historietas que se enseñan en nuestros colegios).    Aquí lo tienes:       http://www.abc.es/hemeroteca/historico-25-11-2009/sevilla/Opinion/el-george-w-bush-espa%C3%B1ol_1132139795393.html