lunes, 18 de enero de 2010

Nuevas buenas nuevas


Unos días maravillosos esquiando en el Pirineo aragonés con Julia me han servido de test para comprobar mi buen estado de salud y recuperar la práctica de una de mis aficiones deportivas. Aparte de hacer muchísimo frío (lo que hoy se arregla utilizando los materiales adecuados), Candanchú y Formigal estaban perfectamente practicables durante esos mismos días en los que el resto de la península estaba con todo tipo de alertas. Ha sido una gozada, con los consejos y el cariño de mi sobrino Gonza que, lamentablemente no pudo subir a esquiar con nosotros. También hemos de agradecer la hospitalidad de Ramo que nos acogió en su casa, y Mario y Javi que la compartieron.













Y del regreso a Murcia, vía Vitoria, os cuento que la capital vasca estaba de nieve hasta el copo, como se señala en estas fotos. Donai nos alojó en su casa, a la que llegamos tras una larga búsqueda y algún conato de patinazo donde Julia demostró un control total de la conducción en situaciones difíciles. Allí pernoctamos y todavía hubo tiempo de irse de pinchos, exquisitos, por cierto.


Al día siguiente, ya solo, camino de Madrid, no resistí la tentación de entrar a Covarrubias -"rincones magníficos de añejo carácter", dijo Lorca-, pasear y comer en uno de sus restaurantes, junto al hotel Arlanza de gratos recuerdos


Y por la tarde de Madrid a Murcia, ya con Raquel y Maru, mucha nieve en la provincia de Albacete y mucha precaución, aunque no tuve que poner las cadenas. En total 800 km conducidos y feliz llegada.

Además, de vuelta en Murcia, a la vista del estupendo análisis de sangre (previo al tratamiento de esta semana) el oncólogo nos dijo que lo veía tan bien que lo mejor era ¡que me volviera al Pirineo a seguir esquiando, jajaja!.

Por último, tocaba también esta semana revisar el marcador tumoral y -¡hosanna!- éste sigue bajando

Gracias a todos los que me recordáis en vuestras oraciones y ¡Gloria al Señor!